Julián
Marchena Valle-Riestra
Cuando la tarde muere y soñolientos
Van hundiéndose en sombras los caminos,
Se duerme entre las frondas ya sin trinos
El alma vagabunda de los vientos.
Rezan las viejas sus rosarios lentos
En tanto que, al fulgor de mortecinos
Faroles, ruidos mozos cuentan cuentos
De brujas y fantasmas y asesinos.
Sube del valle virginal fragancia;
Una campana sueña en la distancia.
El paisaje se borra. Se diría
Que la noche cerró, muda y avara,
Como un tintero que se derramara
Sobre una página de tricomía.
Van hundiéndose en sombras los caminos,
Se duerme entre las frondas ya sin trinos
El alma vagabunda de los vientos.
Rezan las viejas sus rosarios lentos
En tanto que, al fulgor de mortecinos
Faroles, ruidos mozos cuentan cuentos
De brujas y fantasmas y asesinos.
Sube del valle virginal fragancia;
Una campana sueña en la distancia.
El paisaje se borra. Se diría
Que la noche cerró, muda y avara,
Como un tintero que se derramara
Sobre una página de tricomía.
Anoitecer campestre
Quando a tarde morre e sonolentos
Vão se fundindo em sombras os caminhos,
Adormece entre as folhas já sem trinos
A alma vagabunda dos ventos.
Rezam as velhas os seus rosários lentos
Enquanto que aos brilhos embotados
De lanternas, moços
ruidosos contam contos
De bruxas e fantasmas e assassinos.
Sobe do vale virginal fragrância;
Um sino que badala na distância.
A paisagem já esfumaçada. Se diria
Que na noite fechada, muda e avara,
Como um tinteiro que se derramará
Em uma página de tricromia.
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