Dolores
Veintimilla
¿Qué os
hice yo, mujer desventurada
Que en mi
rostro, traidores, escupís
De la
infame calumnia la ponzoña
Y así
matáis a mi alma juvenil?
¿Qué
sombra os puede hacer una insensata
Que
arroja de los vientos al confín
Los
lamentos de su alma atribulada
Y el
llanto de sus ojos, ¡ay de mí!
Envidiáis,
envidiáis que sus aromas
Le dé a
las brisas mansas el jazmín?
Envidiáis
que los pájaros entonen
Sus
himnos cuando el sol viene a lucir?
No! no os
burléis de mí sino del cielo...
Que, al
hacerme tan triste e infeliz,
Me dio
para endulzar mi desventura
De
ardiente inspiración rayo gentil.
Por qué,
por qué queréis que yo sofoque
Lo que en
mi pensamiento osa vivir?
¿Por qué
matáis para la dicha mi alma?
¿Por qué
¡cobardes a traición! me herís?
No dan
respeto la mujer, la esposa,
La madre
amante a vuestra lengua vil...
Me
marcáis con el sello de la impura...
¡Ay!
¡Nada, nada respetáis en mí!
O que fiz
eu com você, mulher desventurada?
Que no
meu rosto, cospes traidores
Da
calúnia infame o veneno
E assim matas
minha alma juvenil?
Que
sombras podes lançar insensata?
Que joga
os ventos para os confins
Os
lamentos de sua alma atribulada
E as
lágrimas dos seus olhos, ai de mim!
Inveja, invejas
que seus aromas
Lhe dê às
brisas mansas os jasmins?
Invejas que
os pássaros cantem
Seus
hinos quando o sol vem brilhar?
Não! Não
tires sarro de mim, mas do céu...
Que, ao
me fazer tão triste e infeliz,
Me deu
para adoçar a desventura
De ardente
inspiração raio gentil.
Por que,
por que quereis que eu sufoque?
O que em
meu pensamento ousa viver?
Por que
matas minha alma pela felicidade?
Por que covardes
a traição! Me feres?
Não dão
respeito à mulher, à esposa
A mãe que
ama sua língua vil...
Me marcas
com o selo do impuro...
Ai! Nada,
nada respeitas em mim!
Ilustração:
Monsenhor Jonas Abib.
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