Julio
Florencio Cortázar
Esta
ternura y estas manos libres,
¿A
quién darlas bajo el viento? Tanto arroz
Para
la zorra, y en medio del llamado
La
ansiedad de esa puerta abierta para nadie.
Hicimos
pan tan blanco
Para
bocas ya muertas que aceptaban
Solamente
una luna de colmillo, el té
Frío
de la vela la alba.
Tocamos
instrumentos para la ciega cólera
De
sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos
Con
los presentes ordenados en una mesa inútil,
Y
fue preciso beber la sidra caliente
En
la vergüenza de la medianoche.
Entonces,
¿nadie quiere esto,
Nadie?
Esta ternura
Esta
ternura e estas mãos livres,
A
quem dá-las sob o vento? Tanto arroz
Para
a cadela, e no meio do chamado
A
ansiedade dessa porta aberta para ninguém.
Fizemos
um pão tão branco
Para
bocas já mortas que aceitavam
Apenas
um luar de presas, chá
Frio
da vela do amanhecer.
Tocamos
instrumentos para a raiva cega
De
sombras e chapéus esquecidos. Ficamos
Com
os presentes organizados numa mesa inútil
E
foi preciso beber a cidra quente
Na
vergonha da meia-noite.
Então,
ninguém quer isto,
Ninguém?
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