EL
AMOR ETERNO
Leopoldo
Lugones
Deja caer las rosas y los días
una vez más, segura de mi huerto.
Aún hay rosas en él, y ellas, por cierto,
mejor perfuman
cuando son tardías.
Al deshojarse en
tus melancolías,
cuando parezca más desnudo y yerto,
ha de guardarse bajo su oro muerto
las violetas más nobles y sombrías.
No temas al otoño, si ha venido.
Aunque caiga la flor, queda la rama.
La rama queda para hacer el nido.
Y como ahora al florecer se inflama,
leño seco, a tus plantas encendido,
ardiente rosas te echarán en su llama.
Deixa cair às rosas e os dias
Uma vez mais, segura de meu jardim.
Ainda há rosas nele, e elas, são assim
melhor perfumam quanto mais tardias.
Ao despojar-se das melancolias,
quando parece mais seco e deserto,
hão de ser mantidas sob o ouro morto
as violetas mais nobres e sombrias.
Não tema que o outono tenha vindo.
Ainda que caia a flor, quebre o ramo.
O ramo caído serve para o ninho.
E como, agora, ao florescer se inflama,
o lenho seco, as tuas plantas no fogo acendido,
ardentes rosas encontrarás na sua chama.
Ilustração: mariaduth.blogspot.com
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