ARGONAUTA
Intrépido muchacho
aquél... Buscó mi templo
entre cientos de islas
para verme de cerca,
por saber si era cierto que yo estaba
desnuda entre unas míticas columnas
cuyo blancor se alzaba sobre el índigo
sereno de las olas.
Bello muchacho aquél... Rozó mis piernas
que ardían con el sol, tentó mi talle
ceñido por la brisa, y en mis manos
sus dorados cabellos se prendieron.
Dulce muchacho aquél... Llegó a dormirse
junto a mi pedestal, mas con el alba
-siempre hay un alba-, regresó a su nave.
Nunca se han explicado los arqueólogos
estas huellas extrañas
en mi cuerpo de mármol.
Argonauta
Intrépido moço
aquele...Buscou meu templo
entre centenas dos ilhas
para me ver de perto,
para saber se era certo que eu estava
despida entre míticas colunas
cuja brancura se levantava sobre o anil
sereno das ondas.
Belo rapaz aquele...Roçou minha pele
que ardia com o sol, tocou minha figura
acinzentada pela brisa, e em minhas mãos
seus dourados cabelos se prenderam.
Doce rapaz aquele... Chegou a cair adormecido
junto meu pedestal, mas com o alvorecer
- sempre há um alvorecer, regressou ao seu navio.
Nunca explicaram, porém, os arqueólogos
estas marcas estranhas
No meu corpo de mármore.
Ilustração: www.templodeapolo.net
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