Jorge
García Prieto
Hoy mi hijo ha
dicho: estoy enamorado
de estas piedrecillas
blancas.
Abre las sombras de su mano y
las muestra,
resplandecen como un puñado de
diamantes en una bolsa oscura.
Estoy enfermo de amor, pero la
carne de mi amor termina
y enloquezco.
Dios no tiene que afinar los
pianos,
Dios es la música. Solo
escucho a Dios
cuando sostengo estos
cristales.
Luego desciendo y enloquezco
porque sin ellos, la vida es
una lasca de porcelana
y en mi tiempo no hay isla
para otra cicatriz.
Hoje meu filho disse: estou apaixonado
por estas pedrinhas
brancas.
Abre as sombras de sua
mão e as mostra,
resplandecem como um punhado
de diamantes em uma bolsa escura.
Estou enfermo de amor, porém
a carne do meu amor termina
e enlouqueço.
Deus não tem que afinar
os pianos,
Deus é música. Só escuto
Deus
quando sustenho esses
cristais.
Logo os desço e
enlouqueço
porque sem eles a vida é
uma lasca de porcelana
e no meu tempo não há
ilha para outra cicatriz.
Ilustração: Alice Varajão.
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