Sonetos I
Octavio
Paz
Inmóvil
en la luz, pero danzante,
tu movimiento a la quietud se cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Luz que no se derrama, ya diamante,
detenido esplendor del mediodía,
sol que no se consume ni se enfría
de cenizas y fuego equidistante.
Espada, llama, incendio cincelado,
que ni mi sed aviva ni la mata,
absorta luz, lucero ensimismado:
tu cuerpo de sí mismo se desata
y cae y se dispersa tu blancura
y vuelves a ser agua y tierra oscura.
tu movimiento a la quietud se cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Luz que no se derrama, ya diamante,
detenido esplendor del mediodía,
sol que no se consume ni se enfría
de cenizas y fuego equidistante.
Espada, llama, incendio cincelado,
que ni mi sed aviva ni la mata,
absorta luz, lucero ensimismado:
tu cuerpo de sí mismo se desata
y cae y se dispersa tu blancura
y vuelves a ser agua y tierra oscura.
Sonetos I
Imóvel
na luz, porém, dançante,
teu
movimento na quietude se cria
em
cima da vertigem se alia
detendo
no seu voo em si o instante.
Luz
que não se derrama, já diamante,
esplendor
detido do meio-dia,
sol
que não se consome ou se resfria
das
cinzas e do fogo equidistante.
Espada,
chama, fogo cinzelado
que
nem a minha sede aviva
absorvida
luz, estrela ensimesmada:
teu
corpo de si mesmo se desata
e
cai e se dispersa tua brancura
e volta
a ser água e terra escura.
Ilustração:
www.luso-poemas.net
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