Marosa di Giorgio
De
súbito, estalló la guerra. Se abrió como una bomba de azúcar
arriba
de las calas. Primero, creíamos que era juego;
después,
vimos que la cosa era siniestra. El aire quedó
ligeramente
envenenado. Se desprendían los murciélagos
desde
sus escondites, sus cuevas ocultas caían a los platos,
como
rosas, como ratones que volvieran del infinito,
todavía,
con las alas.
Por
protegerlos de algún modo, enumerábamos los seres y las cosas:
"Las
lechugas, los reptiles comestibles, las tacitas...".
Pero,
ya los arados se habían vuelto aviones; cada uno, tenía
calavera
y tenía alas, y ronroneaba cerca de las nubes, al alcance
de
la manos pasaron los batallones al galope, al paso. Se prolongó
la
aurora quieta, y al mediodía, el sol se partió; uno fue hacia el este,
el
otro hacia el oeste. Como si el abuelo y la abuela se divorciaran.
De
esto ya hace mucho, aquella vez, cuando estalló la guerra,
arriba
de las calas.
De súbito, estalou a guerra....
De
súbito, estalou a guerra. Abriu-se como uma bomba de açúcar
por
cima das enseadas. Primeiro, pensamos que era um jogo;
depois,
vimos que a coisa era sinistra. O ar ficou
ligeiramente
envenenado. Se desprendiam os morcegos
dos
seus esconderijos, suas cavernas ocultas caiam nos pratos,
como
rosas, como ratos que voltavam do
infinito,
ainda,
com as asas.
Para
protegê-los de alguma forma, enumeravámos os seres e as coisas:
"As
alfaces, os répteis comestíveis, as taças ...".
Porém,
como os arados tinham se tornado aviões; cada um tinha
crânio
e tinha asas, e ronronando perto das nuvens, ao alcance
das
mãos passaram os batalhões ao galope, ao passo. Se prolongou
o
amanhecer quieto, e ao meio-dia, o sol se quebrou; um foi para o leste,
o
outro para o oeste. Como se o avô e avó se divorciassem.
Isto
já faz muito tempo, aquela vez, quando estalou a guerra,
por
cima das enseadas.
Ilustração:
porterrassefarad.blogspot.com
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