Santiago Montobbio
y soy la noche. No tengo fronteras
ni tierra alguna que me sostenga.
Soy también un mar que no termina.
Soy el alba, la luna, la daga. Soy
Soy también un mar que no termina.
Soy el alba, la luna, la daga. Soy
el silencio roto sobre el alma.
Ha llegado el tiempo de recoger su siembra
y que la espera florezca de algún modo, alumbre
un amor o una mañana, nos dé la mano con un calor
cercano y vivo, muy sentido, y en él sintamos que los días
vienen como lluvia
bendita y bendecida
desde el fondo de Dios
o de nosotros mismos. Es tiempo
de estar solos y ser libres
y de inundar quizá de un agua pura los adentros.
A veces sólo el arte logra dar con el camino.
y que la espera florezca de algún modo, alumbre
un amor o una mañana, nos dé la mano con un calor
cercano y vivo, muy sentido, y en él sintamos que los días
vienen como lluvia
bendita y bendecida
desde el fondo de Dios
o de nosotros mismos. Es tiempo
de estar solos y ser libres
y de inundar quizá de un agua pura los adentros.
A veces sólo el arte logra dar con el camino.
ME ESTENDO SOBRE UM DESERTO DE
ESQUECIMENTO
Eu sou a noite. Não tenho
fronteiras
nem terra alguma que sustente.
Sou também um mar que não
termina.
Sou o amanhecer, a lua, o
punhal. Sou
o silêncio esgarçado sobre a
alma.
Há chegado o tempo de recolher
sua semeadura
e que a espera floresça de
algum modo, ilumine
um amor ou uma manhã, nos dê a
mão com um calor
próximo e vivo, muito sentido, e nele sintamos que os días
vem como a chuva
bendita e abençoada
desde o fundo de Deus
e de nós mesmos. O tempo
de estarmos sós e sermos libres
e de inundar, quem sabe, de uma água pura os interiores.
Às vezes, só a arte nos aponta o camino.
Ilustração: letouristeblog.com
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