Saturday, July 31, 2021

Uma poesia de Medardo Ángel Silva

 


 

Canción de tedio

Medardo Ángel Silva

¡Oh, vida inútil, vida triste,
que no sabemos en qué emplear!
Nos cansa todo lo que existe
por conocido y por vulgar.

¡Nuestro mal no tiene remedio
y por siempre hemos de sufrir
la cruel mordedura del tedio
y la ignominia de vivir!

¡Frivolos labios de mujeres
nos brindan su hechizo fatal!
¡Infeliz del que oyó en Citeres
la voz del Pecado Mortal!

Vuelan las almas amorosas
hacia los ojos de abenuz,
e igual a incautas mariposas
queman sus alas en la luz.

Pero no tienta al alma mía
dulce mirar o labio pulcro...
Yo pienso en el tercer día
de permanencia en el sepulcro.

Tras de los éxtasis risueños
con luna y aves en la brisa,
se deshacen nuestros ensueños
como palacios de ceniza.

Tened de amor el alma llena
y perderéis en la aventura:
eso es hacer casa en la arena,
como nos dice la Escritura.

Invariable, sólo el fastidio;
siempre es el viejo spleen eterno.
El negro lago del suicidio
es la antesala del Infierno.

Idealiza, ten el anhelo
del águila o de las gaviotas;
ya volverás al duro suelo,
Ícaro, con las alas rotas...

Un palimpsesto es nuestra vida:
Dios en él borra, escribe, altera...
mas la última hoja es conocida:
una cruz y una calavera...

Señor, cual Goethe no te pido
la luz celeste con que asombras:
dame la noche del olvido:
yo quiero sombras, sombras, sombras...

¡Estoy sediento, no de humano
consuelo, para mi aflicción:
quiero en el lirio de tu mano
abandonar mi corazón!

¡Como una inútil alimaña
que se arroja lejos de sí,
anhelo arrancarme la entraña
que palpita dentro de mí!

Y con aquella calma fría
del que un principio no ve,
iré a buscar mi paz sombría
no importa a dónde..., pero iré.

CANÇÃO DO TÉDIO

Oh, vida inútil, vida triste,
que não sabemos em que empregar!
Nos cansa tudo o que existe
por conhecido e por vulgar.

Nosso mal não tem remédio
e para sempre temos de sofrer
a cruel mordida do tédio
e a ignominia de viver!

¡Frivolos lábios de mulheres
nos brindam com seu feitiço fatal!
infeliz do que ouviu em Citeres
a voz do pecado mortal!

Voam as almas amorosas
até os olhos de abenuz,
e igual as incautas mariposas
queimam suas asas na luz.

Porém, não tente alma minha
doce olhar o lábio pulcro...
Eu penso no terceiro dia
de permanência no sepulcro.

Atrás dos êxtases risonhos
com a lua e as aves na brisa,
se desfazem nossos sonhos
como palácios de cinza.

Tendes de amor a alma cheia
e perderás na aventura:
isto é fazer casa na areia,
como nos diz a Escritura.

Invariável, só é o fastídio;
sempre o velho spleen eterno.
O negro lago do suicídio
na antesala do inferno.

Idealiza, tenha o anseio
da águia ou das gaivotas;
já voltarás ao duro solo,
Ícaro, com as asas rotas...

Um palimpsesto é nossa vida:
Deus nela borra, escreve, altera...
mas, a última folha é conhecida:
uma cruz e uma caveira...

Senhor, qual Goethe não te peço
a luz celeste com que assombras:
dá-me a noite do esquecimento:
Eu quero sombras, sombras, sombras...

Estou sedento, não do humano
consolo, para minha aflição:
quero no lírio da tua mão
abandonar meu coração!

¡Como uma inútil alimária
que se arroja longe de si,
desejo arrancar-me a entranha
que palpita dentro de mim!

E com aquela calma fria

que a princípio não verei,

irei em busca de minha paz sombria
não importa onde..., porém,  irei.
Ilustração: A mente é maravilhosa.



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