URQUIOLA
José María Paz Gago
Los terrores de mi infancia
tienen una extraña
sonoridad consonántica.
Los monstruos de mi niñez
no eran ogros ni gigantes
ni dragones de fantasía.
Yo veía en mis sueños
una máquina infernal
que escupía bocanadas
de fuego y un vómito oscuro.
Los pescadores lloraban
como si los peces muertos
fueran sus propios hijos,
sangre de su propia sangre.
Lloraban desesperadamente,
con esa desesperación
de lo irremediable.
Nadie podría evitar ya
un destino cruel y absurdo
que desprendía un hedor mortal.
Aquel barco maldito
les jugaba una mala pasada
del destino,
aniquilaba la vida,
los amores, las pasiones,
el futuro y los hogares.
Mis pesadillas y las suyas
eran de humo y hambre,
desprendían una pestilencia ácida
que henchía de angustia los estómagos
y se incrustaba en el caparazón
de los hombres y los crustáceos.
PETROLEIRO
Os terrores da minha infância
têm uma estranha
sonoridade consonantal.
Os monstros da minha infância
não eram ogros ou gigantes
nem dragões de fantasia.
Eu os via nos meus sonhos
uma máquina infernal
de cuspir baforadas
de fogo e um vômito escuro.
Os pescadores choravam
como se os peixes mortos
fossem seus próprios filhos,
sangue do seu próprio sangue.
Choravam desesperadamente,
com esse desespero
do irremediável.
Nada poderia evitar já
um destino cruel e absurdo
que exalava um fedor mortal.
Aquele maldito navio
Jogava-lhes uma mala pesada
do destino,
aniquilava a vida,
os amores, as paixões,
o futuro e seus lugares.
Meus pesadelos e os seus
eram de fumaça e fome,
exalavam um fedor ácido
que enchia o estômago de angústia
e se encrustava na casca
dos homens e crustáceos.
Ilustração: PetroNotícias.
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